La palabra misoginia está formada por la raíces griegas "miseo", que significa odiar, "gyne" cuya traducción es mujer, y el sufijo -ia, que significa acción.
Este término, cuyo significado literal es “la acción de odio a las mujeres”, ha sido empleado por la psicología para referirse a individuos concretos que han desarrollado actitudes de aversión y desprecio frente a las mujeres y a lo femenino. Dichas actitudes están fundadas en una concepción de la mujer como un ser de valía inferior a la del hombre.
Mientras que el machismo exalta la creencia en la superioridad de los hombres y lo masculino, la misoginia subraya la creencia de que las mujeres son biológica, física, moral e intelectualmente inferiores, menos capaces, por naturaleza, que los hombres.
Diferentes estudios antropológicos, sociológicos e históricos han dado cuenta de que, cuando la misoginia, en principio un rasgo psicológico de algunos individuos, subyace de manera extendida a los valores, las creencias y las formas de organización de una sociedad o época, es posible hablar de una cultura misógina que es compartida, en diferentes grados, por las personas que la integran.
La misoginia entonces puede expresarse implícitamente en discursos culturales o explícitamente en conductas de denigración, discriminación, cosificación sexual y violencia contra las mujeres y lo femenino. Por ejemplo, un acto misógino puede ser la censura hacia el llanto en los hombres, pues éste ha sido, en Occidente, culturalmente entendido como un atributo femenino, asociado a la debilidad y la sinrazón, de modo que no debe ser públicamente mostrado por los hombres.
El “puritanismo selectivo” es otra práctica misógina, y se refiere a la tendencia a realizar juicios morales de censura sobre los comportamientos de las mujeres que no serían aplicados sobre los hombres por el mismo hecho. Por ejemplo, mientras que a un hombre con actitudes seductoras se le cebra por ser “encantador”, “carismático” y “atractivo”, por esas mismas actitudes se tacha a una mujer de “fácil”, de “provocadora” y de “puta”.
Aunque la misoginia siempre implica la descalificación de las mujeres y los atributos femeninos, no siempre es explícitamente agresiva, puede incluso esconderse tras palabras aparentemente halagadoras. Por ejemplo, Freud escribió: “La posición de la mujer no puede ser otra que la que es: ser una prenda adorada en su juventud y convertirse en una amada esposa en su madurez”.
Por ello es que muchas veces, la misoginia está naturaliza e invisibilizada en palabras y actos cotidianos que hacen difícil detectarla, por ejemplo:
Las palabras, creencias y comportamientos misóginos marginan y violentan a las niñas, a las mujeres y a lo femenino. Rechacemos la descalificación y la opresión de una parte de la humanidad y de lo humano. Tú puedes ayudar a eliminar la misoginia en palabras, no sólo evitando hacer comentarios misóginos, sino ayudándonos a detectarlos en redes sociales como twitter, y así colaborar en el proyecto “Misoginia en pocas palabras: Identificación y análisis de violencia escrita contra las mujeres en textos cortos de twitter” desde la plataforma de anotación que hemos creado para este proyecto:
contralamisoginia.geoint.mx/etiqueta